Parte innegable de este cambio de paradigma es el éxito que está teniendo Sex, la propuesta artística de José María Muscari que agota todas las funciones desde hace cinco meses. “Tenía ganas de hacer un espectáculo que tuviera como temática el sexo desde hacía mucho tiempo. Lo transgresor siempre estuvo presente en mi teatro, pero nunca de manera central, y me pareció que era momento de darle prioridad”, cuenta el director de este fenómeno para mayores de 18 años, que pisa fuerte de jueves a domingo en Gorriti Art Center. “No me imaginaba que fuera un espectáculo convencional y por eso pensé en proponer el concepto de libre circulación, en el que el público puede completar su propia hoja de ruta”, explica. Es que en Sex, la acción no se limita a los confines del escenario. Baños, camarines, guardarropas y otros lugares raramente habitados por la actuación son testigos de esta experiencia, en la que cada uno recorre y experimenta a piacere los distintos cuadros que van sucediendo en simultáneo.
Veinticuatro actores, cantantes, bailarines, drag queens, performers, strippers, músicos y modelos conforman la troupe de Sex. “Desde un principio, tuve claro que Sex tenía que ser una verdadera encarnación de la diversidad y lo tuve muy en cuenta a la hora de armar el elenco. Acá conviven un periodista como Jorge Dorio con una artista emergente y transgresora como La Queen, o una actriz de prestigio como Esther Goris con un personaje más mediático y explosivo como Noelia Marzol. Eso habla de diversidad y se traslada a las diferentes vertientes que propone el espectáculo alrededor del sexo”, agrega Muscari. “Así, un espectador más grande se puede sentir identificado con Walter Soares, mientras los millennials se encuentran con Agustín Sierra o Magui Bravi. Y en el medio, está la generación que tiene a referentes como Diego Ramos y Gloria Carrá. Esto genera un abanico de posibilidad de identificación y no circunscribe el sexo a una única edad o una sola etapa de la vida. Me gusta que haya momentos poéticos y otros pornográficos, momentos expuestos y otros más metafóricos. Y que todo eso sea sexo”, reflexiona.
Al preguntarle sobre los prejuicios o barreras que tuvieron que derribar (tanto él mismo como Mati Napp -el coreógrafo-, Paola Luttini -la productora- y la troupe), Muscari asegura que cada uno tuvo claro, desde un principio, que tenía que asumir determinados riesgos. “Todos juntos fuimos haciendo un proceso para dejar afuera los miedos que teníamos y así avanzar en la idea artística, en la que cada uno aporta algo de sí mismo. Lo que están haciendo hoy en el espectáculo no es lo mismo que habíamos concebido inicialmente, ni lo que se hizo en el estreno. Con el tiempo, hay algo del propio permiso que empieza a ser más abierto. También existía el miedo a que la interacción del público fuera demasiado, pero la propuesta es tan clara, que el público entiende que está frente a un objeto artístico”, cuenta.
Con 29 años, Camila Talpone fue a ver Sex por mera curiosidad. “Me sorprendió el despliegue actoral y la variedad en los shows. Por momentos sentí algo de incomodidad, pero principalmente me divertí mucho. Le recomiendo la experiencia a todo el mundo, porque si me encasillara en un público determinado, estaría perpetuando el tabú alrededor del sexo, que es lo que Sex busca romper. A los que se animen a ir, les diría que lo hagan sin prejuicios y con la mente abierta”, dice esta diseñadora gráfica.